METAMORFOSIS EMOCIONAL
Si los deportes promueven la salud mental aliviando estrés, agresividad, depresión, entre otros ¿por qué entonces en el deporte de élite, los trastornos de la personalidad son el pan nuestro de cada día, al grado de naturalizarlos tomándolos como elementos constitutivos de la personalidad del atleta?
Ya sea por las estrictas dietas, arduo entrenamiento, por estrés antes de una competencia, etc, las conductas disfuncionales dentro del deporte, siempre se han hecho presentes.
Para poder entender el por qué de los cambios drásticos en la personalidad de los atletas y saber cómo trabajar con ellos, es indispensable tener claro los conceptos básicos de personalidad, carácter y temperamento, que muchas veces se confunden entre si.
A menudo hablamos de la personalidad como algo simple y común en la vida cotidiana, sin embargo, es algo mucho más complejo que, para algunas personas, tiene tanto puntos positivos como negativos.
“La personalidad es la organización en el interior de un individuo de los sistemas físicos y psicológicos que determinan su conducta y pensamientos característicos”
Es decir, la personalidad es un patrón de sentimientos y pensamientos ligados al comportamiento que persisten a lo largo del tiempo y de las situaciones, llega a tener modificaciones, pero nunca desaparece. Es lo más característico de una persona, presentándola como independiente y diferente, por lo que la distingue de cualquier otra.
Para la psicología, la personalidad se conforma a partir de la combinación de tres elementos: la herencia, la infancia y el ambiente. Por lo que la personalidad tiene la característica de cambiar constantemente y de ser la unidad del cuerpo y de la mente.
Está conformada por el temperamento y por el carácter.
El temperamento es la parte innata de la persona, con lo que nace. Tiene que ver con los procesos fisiológicos del sistema linfático y a la acción endócrina de las hormonas. Está conformado por cinco emociones llamadas auténticas,
que son:
el miedo,
el amor,
la ira,
la tristeza
y el placer.
Cuando estas emociones tienen una connotación diferente a partir de acuerdos con la sociedad, prejuicios, mitos, ideas dentro y fuera de casa, ya no son emociones auténticas, sino que se está hablando de emociones adquiridas, las cuales conforman el carácter.
Por ejemplo: Miedo al ridículo (es un miedo adquirido a partir de una sociedad que castiga las fallas en las personas). Lástima, vanidad, autocompasión, miedo al rechazo, rencor…
El carácter al ser producto del aprendizaje social, se va formando de acuerdo a la educación y experiencias, es una expresión externa de la individualidad de la persona.
Ahora bien, si pensamos que en la personalidad infieren las costumbres, sentimientos, rasgos, creencias, el sistema glandular y nervioso, entonces, todo tipo de adaptación al medio ambiente se verá reflejado en la conducta y el pensamiento; así como también, todas las conductas y pensamientos tendrán un impacto en el medio ambiente.
Y los y las atletas no son la excepción.
De hecho, dentro del deporte, los cambios conductuales y de interrelación, son tan frecuentes, que vale la pena analizar el porqué de ellos y sus consecuencias.
Al hablar del trabajo del fisicoculturista, se piensa siempre en una persona disciplinada, constante, ambiciosa, con metas y proyectos fijos y que usa esteroides, sin embargo, poco se habla del trasfondo de todo esto.
Los fisicoculturistas están en constante estrés debido a las estrictas dietas, al entrenamiento arduo en el gimnasio, al distanciamiento con amistades y familiares, a las competencias, entre otros; además de que también están en constante contacto con los diversos factores generadores de estrés de la vida cotidiana, como son el tráfico, muerte de un familiar, problemas financieros, etc.
Si a esto agregamos que el fisicoculturismo depende de la belleza y de la simetría del cuerpo, por lo que hasta los más mínimos detalles pueden resultar en detonadores de estrés como el acné, la ictericia, la caída del cabello. Y otros no tan mínimos como la atrofia muscular, la ginecomastia, y en mujeres los cambios de voz y la hipertrofia del clítoris y que la exposición al estrés es permanente y diaria, junto con el uso de esteroides que acentúan estas condiciones, como entrenadores, psicólogos y familiares se debe estar preparados para poder identificar los primeros cambios en la conducta del atleta y así poder intervenir a tiempo.
¿Cuáles son los cambios a los que se tiene que estar atento?
Cuando el atleta es hiperactivo hay falta de motivación, aburrimiento para realizar la actividad deportiva, cansancio, falta de energía, lentitud de reacción, poco o nulo entusiasmo. Cuando se es hiperactivo hay sobrerreacción a cualquier estímulo, inconsistencia emocional, agresión, problemas familiares y sexuales.
Si el o la deportista no tiene atención a tiempo, se puede llegar a los casos extremos, pero no menos comunes, como la depresión profunda, violencia, síntomas de paranoia, intentos o consumación de suicidio y el homicidio.
Por lo que como entrenadores y entrenadoras, debe haber consciencia en advertir sobre los posibles efectos secundarios, los cuales pueden ser tolerables ó potencialmente crónicos.
¿Cómo intervenir?
Es importante actuar con el efecto espejo, efecto mencionado en ejemplares anteriores. Es platicar con él o la deportista acerca de los cambios que hayan percatado en su vida diaria. Probablemente el deportista estará en un estado de negación, sin embargo, el entrenador debe ser constante con el efecto espejo y hacerle entender que los cambios en su carácter son “normales” pero que no se deje llevar por ellos. Si el deportista reconoce los cambios en su conducta, será mucho más fácil poderse controlar.
Se le sugiere al deportista que descanse bien.
Dentro del entrenamiento, no presionarlo. Cuando vemos cambios en su carácter, es importante permitirle que vaya a su ritmo, ya que si se le presiona, lo único que se hará es generarle mayor estrés. Esto no implica que no realice los ejercicios como deban de ser.
Guiarlo para que dentro de las sesiones de entrenamiento se concentre y únicamente se enfoque al ejercicio. Un buen método es el uso del Ipod.
Cuando los cambios de carácter o conducta son drásticos, es necesaria la ayuda psicoterapéutica y en casos más avanzados, la intervención médica para la administración del uso de fármacos.
¿Para qué intervenir?
Si no se pone un alto al desarrollo de los síntomas que afectan al deportista, se puede producir un desequilibrio crónico que perjudica el rendimiento deportivo, así como sus relaciones personales y sociales. Trastornos como el Síndrome por Sobre Entrenamiento, el Burnout, el Síndrome de Dependencia al Fármaco, el Síndrome de Abstinencia, la Depresión post-competencia y el Trastorno Dismórfico Corporal, por mencionar algunos, aparecerán dejando huella en la carrera del deportista.
Hay casos en donde el deportista abandona la práctica del deporte definitivamente. Sin embargo, ése sería el menor problema. Los problemas más preocupantes son la depresión que podría llevarnos al suicidio, y la agresión extrema que podría llevar al atleta hasta el homicidio.
Es por ello que se tiene la responsabilidad de informar correctamente al alumnado para así, estar atentos a cualquier cambio psíquico y de conducta que pudiese afectarlo a él y a su medio.
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